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No estás roto, solo estás herido: el nuevo lenguaje de la salud mental

Hablemos mejor para sanar mejor
Durante años, hablar de salud mental fue sinónimo de vergüenza, diagnóstico o etiqueta. Decíamos “estoy loco”, “estoy mal”, “algo me pasa” sin entender que el lenguaje no solo describe lo que sentimos, sino que moldea la forma en que nos relacionamos con nuestro sufrimiento.
Hoy, desde un enfoque más humano y actualizado, es urgente adoptar un nuevo lenguaje de la salud mental. Uno que no te defina por lo que atraviesas, sino que te acompañe a comprenderlo.
La diferencia entre estar roto y estar herido
Estar roto implica que algo ya no sirve. Estar herido, en cambio, significa que algo necesita cuidado, tiempo y atención para sanar.
Cuando alguien vive ansiedad, tristeza profunda o un trastorno mental, no está “roto”: está atravesando una experiencia emocional intensa, legítima y humana. Y merece respeto, no estigmatización.
Frase poderosa:
“No soy ansiedad, estoy viviendo un proceso con ansiedad.”
“No soy depresión, estoy enfrentando una etapa difícil.”
El poder de cómo hablamos de lo que sentimos
El lenguaje negativo genera:
- Culpa.
- Rechazo a pedir ayuda.
- Autoestigmatización.
El lenguaje compasivo permite:
- Identificar sin etiquetar.
- Validar la experiencia.
- Abrir el camino al tratamiento.
Ejemplos prácticos:
- En vez de “estás exagerando”, decir: “eso que sientes es importante, ¿quieres hablarlo?”
- En vez de “no estás bien”, decir: “estás atravesando algo difícil, y eso está bien sentirlo”.
Conclusión: sanar también es hablar diferente
No se trata solo de terapias o diagnósticos, también se trata de cómo nos nombramos, cómo acompañamos y cómo nos tratamos internamente.
Cambiar el lenguaje es un acto revolucionario de autocuidado.
No estás roto, estás herido. Y toda herida, con cuidado, puede sanar.
