Las trampas del amor romántico: por qué debemos dejar de idealizar el amor

Introducción

El amor romántico es una de las grandes ficciones culturales de nuestra época. Nos han educado para creer en cuentos de hadas, almas gemelas y finales felices, pero ¿qué pasa cuando esa ilusión se rompe? Según el psicólogo y divulgador español Luis Muiño, lo que entendemos como “amor” muchas veces es solo una visión distorsionada, una construcción idealizada que, lejos de acercarnos al bienestar emocional, nos atrapa en relaciones tóxicas, dependientes y frustrantes.

En este artículo analizamos las trampas del amor romántico de la mano de Muiño, y exploramos cómo podemos salir de ellas para construir vínculos más auténticos, libres y conscientes.


El mito de la media naranja: cuando idealizar nos desconecta

Uno de los mitos más arraigados en nuestra cultura afectiva es el de la media naranja: la idea de que hay una persona perfecta esperándonos para completarnos. Luis Muiño lo desmantela con claridad: “El amor romántico es como un hechizo. Nos engaña con una visión idealizada del otro”.

Ese hechizo no solo distorsiona la realidad, sino que nos aleja de la responsabilidad emocional personal. Creer que alguien vendrá a “salvarnos” o “curarnos” es una forma de delegar nuestro bienestar y evitar el trabajo emocional propio. Además, idealizar a la pareja impide ver al otro tal como es, y cuando la imagen cae —como inevitablemente sucede—, llega la decepción.


Relaciones tóxicas: cuando amar se convierte en dependencia

Muiño advierte que el 90% de las personas que acuden a terapia lo hacen por problemas relacionados con el amor. Pero no es el amor en sí el problema, sino esa visión distorsionada que tenemos de él.

Las relaciones tóxicas nacen, muchas veces, de una concepción posesiva del amor, donde se confunde querer con controlar, y amar con necesitar. El amor romántico promueve la idea de que los celos son una prueba de amor, que los sacrificios extremos son nobles, y que el sufrimiento es parte inevitable de una relación intensa. Nada más lejos de una relación sana.


El síndrome de Wendy y Peter Pan: los roles dañinos que perpetuamos

Otro concepto abordado por Muiño es el del síndrome de Wendy y Peter Pan. En muchas parejas, uno de los miembros adopta un rol de cuidado, responsabilidad y sobreprotección (Wendy), mientras el otro permanece en un estado de evasión, inmadurez y falta de compromiso (Peter Pan).

Estos roles, aunque aparentemente complementarios, generan desequilibrio emocional, dependencia y frustración. Se crean vínculos donde uno da y el otro toma sin reciprocidad. Reconocer estos patrones es fundamental para transformar las relaciones desde la igualdad y la madurez afectiva.


El amor posromántico: hacia vínculos más libres y reales

Luis Muiño propone dejar atrás el amor romántico clásico para avanzar hacia un amor posromántico: un modelo de relación basado en la libertad, el respeto mutuo, la responsabilidad emocional y la autenticidad.

Este tipo de amor no se basa en la necesidad, sino en la elección. No pretende completarte, sino acompañarte. No se aferra al otro, sino que crece junto a él.

El amor posromántico acepta la imperfección, permite el conflicto, y no necesita que todo sea mágico. Es un amor más adulto, más real y más sano.


Conclusión: amar sin mitos, amar con conciencia

El mensaje de Luis Muiño es claro: el problema no es el amor, sino cómo lo concebimos. Las trampas del amor romántico nos enseñan que amar sin conciencia puede hacernos daño, pero también que hay otra forma de vivir el amor, más conectada con lo que somos realmente.

Liberarnos del hechizo romántico es una tarea profunda, pero liberadora. Requiere revisar nuestras creencias, sanar nuestras heridas, y aprender a amar desde la libertad y no desde la carencia.

Y tú, ¿estás dispuesto a dejar atrás el mito de la media naranja para empezar a construir un amor más completo, aunque menos idealizado?


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